Una de las ventajas de la tarima flotante es que puede instalarse sobre tu antiguo suelo sin necesidad de tener que levantarlo, siempre que éste se encuentre seco y bien nivelado. Precisamente, a esta circunstancia obedece el calificativo de "flotante".
Ahora bien, entre el solado y lo que es la propia tarima hay que colocar una espuma aislante que también se conoce como foam, underlay o bajo suelo.
Se trata de una capa protectora de distintos materiales cuya función es la de proteger tu tarima frente a la humedad, aislar la habitación térmica y acústicamente (reduciendo los ruidos de impacto) y nivelar pequeñas irregularidades.
Dado que es una capa flexible y de poco peso, la espuma aislante se coloca de forma rápida y sencilla y es muy manejable.