Si quieres poner un suelo de tarima flotante en tu casa la primera recomendación que te hago es que contrates a un profesional.
Estos suelos pueden parecer muy sencillos de poner, pero pueden dar mucho más trabajo del que se piensa, ya que es necesario rebajar puertas, colocar nuevos rodapiés, dejar márgenes para los cambios de producidos por el frío o el calor y realizar remates adecuados en la zona de los marcos de las puertas. Todo esto sin contar con que una tarima mal colocada puede crujir y producir todo tipo de ruidos que pueden llegar a ser realmente incómodos en el hogar, sobre todo por la noche.
Pero quizás al solicitar presupuestos, una de las cosas que te sorprendan es que el precio total del trabajo puede variar significativamente en función del aislante que se coloque bajo la tarima. Incluso si se eligen suelos de la misma calidad y precio y rodapiés también equivalentes, el aislante puede significar una diferencia importante en el presupuesto.
¿Merece la pena gastar más? ¿Cómo saber qué aislante necesitamos? Evidentemente, el consejo del profesional es muy importante, pero también es bueno tener unas nociones previas para poder saber qué es lo que se adapta más a nuestro ritmo de vida y qué podemos esperar de cada uno de los tipos de foam del mercado.
También es importante señalar que la capa de aislante no se debe de emplear para alisar el suelo o salvar desniveles y que este ya debe de estar suficientemente liso y nivelado antes de colocarla. Estos son los aislantes más utilizados: –Foam blanco básico. El foam básico es esa espuma blanca que se vende en rollos. Tiene un espesor de 2mm aunque en algunos casos se venden rollos de 4mm. Un foam básico de 2 mm es suficiente en casas que no tienen problemas de humedad ni de ruidos y que además son cálidas. Si se quiere que ofrezca una mayor protección contra el frío y sea también aislante acústico se debe de optar por la espuma de 4 mm. –Foam de doble cara. Es igual que el anterior, pero una de las caras está recubierta por una película de aluminio que refuerza la capacidad aislante térmica y acústica y protege también de la humedad. La cara de aluminio debe ir hacia arriba y se trata de un producto con mejor calidad, adecuado para aquellos que quieren que sus suelos queden más aislados y que no se produzcan tantos ruidos de cara al piso inferior. –Base aislante. Si hay mucha humedad en la casa, para proteger la tarima se puede colocar una base aislante plástica que va situada sobre el pavimento. Sobre la misma se colocaría el foam de la manera habitual. No sería necesario utilizar el foam de doble cara. –Polietilieno negro. Se trata de un aislante de mayor calidad que el foam normal, pero que también es más caro. Se fabrica en espesor normal, de 2mm y en alta densidad, de 4mm. Ofrece un mayor aislamiento térmico y acústico y se fabrica también en modelos especiales para suelos radiantes. Un error que algunas personas comenten al elegir el aislante es querer ahorrar comprando el más barato y poniendo varias capas del mismo, hasta tres, para conseguir un mejor efecto. Sin embargo, con esto se corren más riesgos de desnivelar el suelo y de que aparezcan ruidos y crujidos con el paso del tiempo, por lo que no es en absoluto recomendable. Si estás pensando en cambiar el suelo de tu casa, pide presupuestos en ReformAyuda. Te pondremos en contacto tan solo con empresas de tu zona y que tengan sus papeles en regla, para que puedas recibir hasta tres presupuestos sin compromiso.